Mucho se habla últimamente sobre la IA. Se ha convertido en una fuerza transformadora en diversas industrias, mejorando la eficiencia y el rendimiento en los diferentes procesos de las empresas. Un campo que ayuda a optimizar los procesos y llegar antes a donde haya que llegar. Un beneficio significativo sin ninguna duda para las empresas que lo sepan utilizar bien.

Es aquí donde quiero hacer un inciso, porque hay aspectos que la IA de momento no es capaz de gestionar, y creo (esta es mi humilde opinión), que no lo podrá hacer nunca.

La IA no tiene papilas gustativas, por lo tanto, tampoco tiene idea del delicioso gusto del bizcocho o la tortilla de patatas de nuestras amas o amamas. Nunca ha sentido adrenalina en el cuerpo ni conoce la sensación que se vive al jugar un buen partido de balonmano. No derrama lágrimas ni sabe lo que se siente al emocionarse oyendo una canción o viendo una película. No tiene miedo de nada, no se le eriza la piel, no conoce el dolor físico ni tampoco el placer. No se ha enamorado nunca ni ha vivido un duelo,….

Sí, un robot tendrá metido unas respuestas en base a las 6 emociones básicas en sus algoritmos y puede que hasta te sorprenda con alguna respuesta,…, pero afortunadamente las emociones tienen poco de teoría y mucho de experiencias, vivencias, creencias,….

Trayendo el tema al ámbito comercial, y centrándome sobre todos en entornos B2B, creo que la IA nos puede ayudar muchísimo a optimizar procesos y avanzar más rápido en la búsqueda de nuevos clientes y oportunidades, incluso en la parte de fidelización, pero tenemos que entender que la IA, y las herramientas digitales, por sí solas, no nos ayudan a vender más. Son un vehículo que nos ayudan a ir más rápido pero el proceso es mucho más complejo porque entran en juego las personas, y a las personas nos mueven emociones.

En un proceso donde la generación de confianza, la empatía y la relación son tan importantes, la IA es un Ferrari que nos ayudará a llegar antes a más sitios, pero como no trabajemos la IE, controlar nuestras emociones y conectar con las emociones de nuestros clientes desde la esencia, va a ser difícil cerrar negocios y fidelizar a nuestros clientes.

No nos olvidemos que somos seres humanos. Todos, incluidos los de la Generación Z