He oído esta frase muchas veces, demasiadas.
He oído esta frase de boca de directores, compañeros, hasta de becarios (sin ningún menosprecio hacia ellos, que todos hemos pasado por ahí). Y digo de “hasta de becarios”, por el riesgo que esto tiene, ya que estos últimos son los que se impregnan y aprenden de la cultura de la empresa, tanto para lo bueno como para lo malo.
¿Os habéis puesto a pensar qué licencias estamos concediendo en una organización a todo el colectivo cuando soltamos esta frase? Cada uno lo interpretará a su manera, y se traduce en expresiones y hechos como:
- Nosotros somo así, que se adapte el cliente
- Nosotros lo hacemos así, si no lo quiere que vaya a otro sitio
- Aquí siempre se ha hecho así, y tampoco nos ha ido mal ¿verdad?
- Para qué narices pide eso el cliente, tonterías, …
- No hemos cargado un camión, o no hemos respondido un mensaje, o no hemos solucionado un problema del cliente, porque tenía cosas más importantes que hacer, …
Porque en realidad el objetivo que hay detrás de esta frase es que nosotros no queremos cambiar, que queremos estar tranquilos, seguir en nuestra zona de confort.
Pues yo creo que no, NO, no hay que educar a los clientes, a los clientes hay que CUIDARLOS.
Y a los clientes estratégicos todavía MÁS, hay que cuidarlos y mimarlos.
Y si tenemos algún cliente que consideremos que no se merece ser cliente nuestro, pues lo analizamos y decidimos qué hacer con él, pero sin sacrificar al resto.
¿Sabéis quién paga nuestras nóminas? ¿Sabéis quién nos asegura nuestros puestos de trabajo? ¿Sabéis quién nos hace evolucionar y ser mejores? ¿Sabéis qué empresas son exitosas?
En vez de mirar hacia dentro debemos de mirar hacia fuera. ¿Qué está pasando ahí fuera? ¿Cómo nos vamos a preparar para afrontar los nuevos retos? ¿Qué más podemos hacer para ayudar a nuestros clientes?
Las empresas y organizaciones más exitosas son las que ponen foco en el cliente, ponen al cliente en el centro. En todas las reuniones internas que hagamos deberíamos dejar una silla libre. ¿Para quién? Para el CLIENTE. ¿Cómo afecta esta decisión a nuestros clientes? Siempre deberíamos de hacernos esta pregunta.
Cada pequeño detalle y cada actuación tiene un impacto en el cliente. El cliente es de todos, no solo de comercial.
Sigue educando a tus clientes, mientras tanto otros los estarán cuidando