Llevo un par de años entrenando a categorías alevín e infantil de balonmano en el club de mi pueblo donde yo misma fui jugadora hace muchos años. Un club que a mí personalmente me dio mucho y guardo un gran cariño hacia él. Ahora siento que me toca aportar mi granito de arena para que las generaciones presentes (entre ellas mis 2 niñas) y futuras puedan disfrutar de lo que nosotras tuvimos.
Por si alguien piensa que esto de entrenar a niños (en mi caso son niñas) es fácil, os puedo garantizar que está muy equivocado. Cuántas veces habré pensado quién me ha pedido a mí meterme en este fregado,…
No es solamente saber de táctica, esto es casi secundario, el gran reto está en:
- Inculcar los valores de un juego de equipo: compañerismo, respeto, ayuda, actitud positiva
- Diseñar entrenamientos dinámicos para que las jugadoras no se aburran
- Buscar la motivación de cada una y sacar lo mejor de cada una de ellas (hay que asumir que un porcentaje alto vienen porque vienen sus amigas o les han apuntado)
- Poner un ritmo y un nivel adecuado para el equipo (que nadie se aburra y que nadie se quede lejos de hacer los ejercicios)
- Luego vienen los partidos, con sus momentos buenos y malos, lloros, enfados, risas,… cada partido es una aventura diferente con circunstancias a veces inimaginables,..
- Y finalmente están los padres, y ahí no me voy a meter (tengo que reconocer que en mi caso hasta ahora he tenido mucha suerte y no he tenido ningún problema con nadie)
Admito que he tenido que pedir ayuda muchas veces, ya que hay momentos que crees que el equipo no está evolucionando como te gustaría, quizás porque se nos olvida que son niñas y necesitan su tiempo y hay que tener paciencia para llegar a ver los resultados.
Pero si algo he aprendido, y lo tengo claro es que cuanto más nos involucramos los entrenadores (a nivel físico y emocional) y cuanta más intensidad metamos en los entrenamientos la motivación de las jugadoras sube y el equipo empieza a funcionar mejor.
Me dijo una vez otro entrenador que en sus tiempos jugó a niveles superiores: “Alaitz, se juega como se entrena, hay que mantener una intensidad alta durante los entrenamientos. No puedes pretender entrenar “light” y que luego en el partido las chavalas lo den todo.”
Esta frase se me quedó clavada y lo aplico desde entonces, y funciona (casi siempre, ja,ja,,.las niñas adolescentes son más complicadas que todo esto,..)
Y esto que os cuento, cuando lo llevo al terreno de las ventas, es exactamente igual:
¿Nos entrenamos lo suficiente para salir a vender en los mercados tan complejos y volátiles que tenemos?
¿Nos entrenamos para abordar reuniones eficaces y productivas con clientes?
¿Nos entrenamos para afrontar negociaciones duras?
¿Nos entrenamos para dar el mejor servicio y fidelizar a nuestros clientes?
O, por el contrario:
¿vamos improvisando, haciendo y contando siempre lo mismo independientemente del tipo de cliente que tenemos en frente?
¿no preparamos ni las preguntas ni las respuestas a las típicas objeciones que nos van a hacer aun sabiendo cuáles son?
¿maltratamos a nuestros clientes porque nosotros somos así, y el cliente debe adaptarse a nosotros?
El entrenamiento es el vehículo y el camino para ser mejores y lograr la victoria, cuanto más y mejor entrenamos mejores resultados conseguiremos. Si mejoramos un 1% en cada fase del proceso de la venta ¿sabéis el impacto que tiene en el resultado?
Es curioso la poca importancia que se le da, sabiendo la relevancia que tiene, una vez más termino el articulo hablando de la OBNOSIS. Es tan obvio que hay que entrenar para mejorar, que no lo hacemos,..
¿Nos ponemos a entrenar?
