Esta vez quiero compartir una experiencia super positiva vivida durante estas vacaciones.

Os pongo en contexto: día familiar de aventura en el valle de Arán, reservamos una tarde de descenso de cañones, el año pasado hicimos rafting y fue una buena experiencia, la empresa a la que acudimos es la misma por lo que todos vamos con expectativas altas.

Si estuviésemos dibujando el recorrido o viaje del cliente, empezaríamos con una valoración alta.

Llegamos a las 15:20 al punto de encuentro, 33º de temperatura, calor para la gran mayoría de actividades, pero ideal para hacer descenso de cañones, para una friolera como yo, perfecto, seguimos con la valoración alta.

Aparece el que va a ser nuestro monitor, tiene pinta de “personaje” dice mi hija mayor. Tranquila Maialen le digo yo, los personajes muchas veces son los mejores (me cayó bien desde el principio).

Nos atiende con humor y muy servicial, nos entrega los neoprenos y muy previsor coge un par de neoprenos más por si no ha acertado con las niñas. Nos organizamos para llegar al punto de partida y da un par de vueltas por olvidarse cosas, pero siempre con humor, buena actitud y transmitiendo energía super positiva.

Llegamos al punto de salida donde nos espera otra familia, qué casualidad que también son vascos, bromas del monitor, nosotros contentos y las niñas encantadas. Dicho sea de paso pasamos los siguientes 2 días con ellos, una familia encantadora. Seguimos sin bajar la valoración en el viaje del cliente.

Empezamos a ponernos los neoprenos, los que somos de interior no tenemos demasiada habilidad en ello, 3 de 5, nos ponemos los neoprenos al revés, con lo que cuesta meterse aquí,….justo en ese momento de tensión aparece el monitor y nos dice un par de barbaridades, nos echamos todos a reír y nos ayuda a arreglar en tinglado,… seguimos con las emociones muy positivas.

Y empieza la aventura, el monitor nos da las instrucciones básicas, nos coloca estratégicamente y hace un diagnóstico rápido de lo hábiles/torpes que somos.

Nos va contando la historia de la bajada, nos explica la técnica, hace bromas en cada tramo que pasamos, haciendo el trayecto mágico, donde las niñas disfrutan como locas y los mayores igual. Se nota que te gusta lo que haces, le decimos al monitor. Es mi vida y es mi trabajo, es lo que me apasiona nos dice. No hace falta que lo diga, se nota, lo transmite, y hace que la experiencia sea inolvidable para todos.

Emociones super altas en todo el recorrido, en final y la despedida llena de abrazos y halagos por ambas partes. Fin de la experiencia de 10.

¿Qué hizo esta experiencia tan especial? Esta claro que fue el monitor, su actitud, su capacidad de adaptarse al grupo, su capacidad técnica y sus ganas de hacer bien su trabajo y ofrecer una experiencia inolvidable.

¿Volveremos? Sin ninguna duda, y pediremos el mismo monitor si es posible.

¿Lo recomendaremos? Por supuesto, no sé cómo trabajan otras empresas pero nosotros volveremos a la misma y recomendaremos esta empresa, y este monitor a todo el mundo.