Últimamente estoy trabajando mucho esta frase a la hora de impartir talleres y cursos de formación y creo que va calando, lo que me da mucha satisfacción.
En un evento que participé hace poco, #thinkonwoman, organizado por @thinkonmarketing, Bárbara Monte Grao, organizadora y fundadora del evento me preguntaba:
¿En una realidad cambiante y tremendamente competitiva, cómo podemos vender mejor?
Y yo respondía:
Para mí el secreto de una buena venta es dejar de pensar en nosotros mismos y pensar más en el cliente y lo que necesita el cliente.
Es necesario cambiar el FOCO. Es un simple clic que marca la diferencia.
Tenemos que ir al cliente en modo ayuda. Lo que ocurre es que esto supone un esfuerzo superior a ir a vender nuestro libro, porque para ello tenemos que hacer un trabajo previo de investigación, tenemos que pasar tiempo conociendo al cliente, hacer las preguntas que hay que hacer,… Si yo no sé lo que te preocupa, lo que te motiva, lo que te quita el sueño,.. ¿Cómo te puedo ayudar?
Muchas organizaciones siguen pensando y vendiendo desde el yo: somos líderes mundiales en esto y aquello, tenemos filiales en todo el mundo, tenemos un equipo multidisciplinar compuesto por los mejores profesionales…. Mientras que el cliente está pensando: ¿y qué hay de lo mío? ¿a mí cómo me vas a ayudar? ¿realmente soy interesante para ti?
¿siendo tu tan importante tendrás clientes más importantes que yo?
Tenemos que entender que en el momento que conectamos con el cliente desde su objetivo/necesidad/solución,.. incluso finalidad, nuestros productos o servicios, nosotros mismos pasamos a tener mucho más valor. Esto es emocional, es tocar la tecla exacta,… y para ello ¿qué necesitamos?
Muchas conversaciones, mucha empatía, una buena escucha activa, … preparar bien las reuniones llevando las preguntas preparadas, ser pacientes pero persistentes y aportar, aportar durante todo el proceso.
Todo esto acompañado de una ACTITUD positiva, honestidad, humildad, cercanía, y un poco de humor. No nos olvidemos que somos personas vendiendo a personas.
Como dice el refranero:
“Difícil tarea la del que no siembra y quiere cosechar”
“Todas tus acciones son una semilla que tarde o temprano darán su fruto”
En definitiva:
Cuanto más damos, más recibimos.