El valor de la palabra se hace más fuerte en la medida en que crece la audiencia que te escucha. El mensaje se hace más rotundo y convincente cuando su significado está impregnado de transparencia y coherencia. La oportunidad de convencer está siempre más cerca cuanto más te alejas del artificio y la apariencia. ¿Quién desea oír más?
Se me ha ocurrido que esta podría ser la mejor forma de empezar el post para KRUCE, pero reconozco que puede haber otras quizá, más afortunadas…
Igual que cruzamos palabras para construir imágenes, debemos cruzar intereses para construir relaciones. Y eso es lo que hemos hecho entre nuestras dos empresas, AZK y KRUCE.
El encierro y singular modelo de trabajo del 2020, nos apartó de muchos de nuestros habituales clientes y colaboradores, pero por cosas del azar o como diría mi otro yo; por influencia de “Las Moiras”, que no es gallego sino griego (diosas del destino), los caminos de las dos empresas se cruzaron para llevar a cabo un proyecto de marca que ahora sale a la luz.
Conocerse es una ardua tarea, y de eso va el “Branding”. Descifrar las verdades y el propósito real de una empresa se plantea como un cometido casi épico, y de eso también va el “Branding”. Dejando de lado las exageraciones que nos permite el lenguaje, podemos afirmar que el susodicho “Branding”, en sus múltiples formas de interpretación, nos conduce; a partir de un proceso que va desde el análisis más objetivo a la definición y resolución más personal, hasta las entrañas de la empresa, para después abrirla en canal y descubrir su lado más social y humano. Aquel que nos habla no solo de lo que hace, sino de lo que el resto del mundo espera que haga.
Entrar a describir el proceso de trabajo sería aburrido, no es el momento, seguro. Tampoco es fácil ya que la intensidad es difícil de sintetizar en pocas palabras. El tiempo dedicado a hablar, debatir y discutir ha tenido como recompensa la forma, única y singular, de una marca que tiene el valor de quienes la representan, Romu Arteche y Alaitz Osa, personas con amplia experiencia en ventas ¡doy fe!, pero con algo más importante, un entusiasmo y un optimismo que transmiten y contagian sin reparo, incluso manteniendo los dos metros de distancia exigidos en esta pandemia.